Thomas Jefferson

Thomas Jefferson nació en Shadwell en la colonia de Virginia el 13 de abril de 1743. El padre de Jefferson, Peter Jefferson, fue autodidacta y decidió que sus hijos recibirían una educación formal. Peter Jefferson contrató tutores privados para su hijo desde los cinco años. Aunque su padre murió cuando Jefferson tenía catorce años, Jefferson continuó su educación y se inscribió en la Universidad de William y Mary a los dieciséis años. En William y Mary, Jefferson estudió matemáticas, metafísica y filosofía. Durante sus estudios, Jefferson fue introducido a los filósofos, John Locke y Francis Bacon, que impactaron profundamente su pensamiento sobre los derechos naturales y el gobierno.
Jefferson empezó su papel como activista político y revolucionario en su juventud. Además de ejercer la abogacía, Jefferson fue representante en la Cámara de los Burgueses de Virginia (Virginia House of Burgesses). Durante este cargo en el gobierno, Jefferson reveló sus inclinaciones revolucionarias. Después de que el Parlamento aprobara las Leyes Intolerables en 1774 (Intolerable Acts of 1774), Jefferson presentó una resolución protestando activamente contra la corona británica. Jefferson convocó a un ayuno de un día y un boicot a todos los productos británicos. Esta resolución eventualmente se convirtió en Una visión resumida de los derechos de la América británica (A Summary View of the Rights of British America). En la que Jefferson planteó quejas contra el rey Jorge y el papel cada vez mayor del Parlamento en las colonias. Jefferson incluso hizo una defensa de la soberanía de las colonias, argumentando: “Toda sociedad debe poseer en todo momento el poder otorgado por el consentimiento de los gobernados.”
Mientras Jefferson se volvía prominente en la política de Virginia, también acumulaba estatus junto con su poder. Jefferson heredó las tierras que luego serian Monticello tras la muerte de su padre, y a los veintiún años obtuvo el control total sobre 5,000 acres de tierra y cuarenta esclavos. Jefferson posteriormente heredó 35 esclavos de su suegro; cuando falleció, Jefferson era dueño de aproximadamente seiscientos esclavos. Esto se convertiría en la más profunda disonancia moral y filosófica de la vida de Jefferson: su pasión por la libertad y los valores del iluminismo mientras participaba activamente en el sistema esclavista. La participación de Jefferson en la esclavitud sigue siendo controvertida hoy en día, especialmente porque, de los seiscientos esclavos que poseía, solo liberó a siete.

La reputación política de Jefferson le dio la oportunidad de representar a Virginia en el Segundo Congreso Continental (Second Continental Congress) en 1776. Jefferson fue el miembro más joven del Congreso Continental a treinta y tres años. A pesar de la juventud de Jefferson, John Adams escribió que Jefferson traía consigo “una reputación por su conocimiento en literatura, ciencia y un buen talento para la composición.” Los compañeros representantes de Jefferson recurrieron a ese “buen talento” al seleccionarlo para redactar la Declaración de Independencia (Declaration of Independence). Jefferson reunió su conocimiento de literatura y la filosofía, basándose en las obras de George Mason y John Locke, para redactar lo que él llamó una “expresión de la mente estadounidense.” Jefferson presentó un borrador de su Declaración el 28 de junio. La Declaración fue debatida y editada extensamente por el Congreso Continental hasta que, el 2 de julio, el Congreso adoptó una resolución de Independencia y, el 4 de julio, adoptó la Declaración de Independencia. La Declaración fue publicada ampliamente y se difundió de boca en boca y ganó apoyo para la causa independentista en las colonias.
Sin embargo, La Declaración de Independencia de Jefferson no solo ayudó a inspirar el rechazo inicial al dominio británico, sino que también contribuyó a construir una identidad estadounidense. La Declaración fue más que una explicación sobre la independencia; fue, en realidad, un tratado sobre la identidad estadounidense. La Declaración identificó a las colonias, no como entidades individuales, sino como unos “estados unidos” unificados. Jefferson construyó una identidad política estadounidense basada en la democracia en lugar del monarquismo, argumentado que para asegurar los derechos naturales se requería un gobierno que derivara su poder de los “poderes otorgados por el consentimiento de los gobernados.” Y quizá lo más importante para la identidad estadounidense es la audaz afirmación de Jefferson de que “todos los hombres son creados iguales.”
Durante la Guerra de Independencia, Jefferson continúo desempeñando su papel como político. Jefferson sirvió en el gobierno estatal de Virginia, ayudando considerablemente en la redacción de la constitución del estado. En 1778, Jefferson revisó completamente las leyes de Virginia, redactando 126 proyectos de ley en tres años. Durante este tiempo, Jefferson se enfocó en promover la educación general y en acabar con las leyes feudales de propiedad de la tierra. En 1779 y 1780, Jefferson fue elegido gobernador de Virginia. Durante sus dos mandatos de un año como gobernador, Jefferson introdujo la educación pública y la libertad religiosa en Virginia.
En 1784, Jefferson sucedió a Benjamín Franklin como ministro en Francia. Durante este tiempo, Jefferson avanzó significativamente a la diplomacia estadounidense. En 1785, Jefferson negoció el Tratado de Amistad y Comercio entre el Reino de Prusia y los Estados Unidos de América. El tratado estableció la primera alianza comercial entre una potencia europea y el nuevo país. Como ministro en Francia, Jefferson también influyó en gran medida en el inicio de la Revolución Francesa. Jefferson vivió en Paris durante las primeras etapas de la Revolución Francesa. Jefferson asesoró al Abbé Sieyès y al Marqués de Lafayette mientras redactaban la Declaración de los Derechos del Hombres y del Ciudadano (The Declaration of the Rights of Man and of Citizen), el texto fundamental de la Revolución Francesa.
Thomas Jefferson regresó a Estados Unidos en 1789; George Washington lo nombró el primer secretario de Estado. La etapa de Jefferson en el primer gabinete presidencial se caracterizó por disputas y conflictos entre los miembros del gabinete. Jefferson se opuso firmemente a la creación de una deuda nacional y favorecía una capital más cercana al sur agrario. En contraste, el secretario del Tesoro, Alexander Hamilton, propuso que el gobierno federal asumiera la deuda de los estados y deseaba que la capital estuviera cerca de las ciudades industriales del Norte. Estas discrepancias entre los derechos federales y estatales, y entre la cultura comercial y la agraria, se convertirían en las diferencias fundamentales entre el Partido Demócrata-Republicano de Jefferson y el Partido Federalista de Hamilton y Adams.
La primera gran derrota política de Jefferson llegó en las elecciones presidenciales de 1796. Después del Discurso de Despedida de Washington el 17 de septiembre, el congresista Fisher Ames predijo que el discurso serviría “como una señal, como dejar caer un sombrero, para que los competidores de los partidos comenzaran.” Ames vio correctamente lo que llegaría a ser la elección de 1796: una batalla por la moralidad y la identidad de una nueva nación. Los demócrata-republicanos defendían una América que siguiera los experimentos de Francia con la libertad democrática, mientras que los federalistas miraban al orden aristocrático de Gran Bretaña. La campaña de ambos bandos fue virulenta: los federalistas comparaban a los republicanos con el Reinado del Terror (Reign of Terror), y los republicanos comparaban a los federalistas con la monarquía. El día de las elecciones, Adams derrotó a Jefferson. Adams obtuvo 71 votos electorales y Jefferson obtuvo 68 votos electorales. Debido a la ley constitucional de la época, como Jefferson quedó en segundo lugar en la votación electoral, Jefferson se convirtió en el vicepresidente de Adams.
El mandato de Jefferson como vicepresidente se caracterizó por el conflicto entre el presidente y Jefferson. Jefferson socavó directamente a Adams como presidente. Cuando Adams y la administración federalista aprobaron las Leyes de Extranjería y Sedición de 1798 (Alien and Sedition Acts of 1798), Thomas Jefferson y James Madison respondieron publicando anónimamente las Resoluciones de Virginia y Kentucky (Virginia and Kentucky Resolutions). Jefferson defendió la anulación; los estados podían invalidar la ley federal. George Washington veía a Jefferson como alguien que actuaba solo para socavar a Adams, y le dijo a Patrick Henry que las resoluciones “disolverían el país” si se llevaban a cabo.
Durante las elecciones de 1800, Jefferson volvió a postularse para la presidencia. Sin embargo, el discurso público fue muy diferente en esta elección. Los federalistas atacaron el carácter de Jefferson, apuntando explícitamente a su religión. Los federalistas argumentaron que el apoyo de Jefferson a la libertad religiosa provenía de una falta de fe en él. Los republicanos argumentaron lo contrario, que Jefferson sabía que “la coerción nunca será útil para el cristianismo.” El apoyo de Jefferson a la libertad religiosa también le consiguió los votos de católicos, bautistas, judíos y otras minorías religiosas. El vicepresidente Jefferson ganó las elecciones presidenciales de 1800. Jefferson ganó con 73 votos electorales frente a los 65 de Adams. Después de doce años de gobierno federalista, Estados Unidos tuvo su primera “revolución” democrática, transfiriendo pacíficamente el poder a los demócrata-republicanos.

Los ocho años de Jefferson como presidente tuvieron éxitos, pero a menudo a costa de su ideología republicana. Durante el primer mandato de Jefferson, el prometió un gobierno republicano, asegurando una sociedad libre y democrática. Una forma importante en que Jefferson buscó imponer su visión de política en Estados Unidos fue reduciendo la deuda nacional mientras también eliminaba en gran medida los impuestos especiales. Jefferson describió su presupuesto como “rigurosamente frugal y sencillo”, lo que le permitió reducir la deuda federal de 83 millones de dólares en 1801 a 57 millones en 1809.
Sin embargo, las acciones de Jefferson no siempre se alinearon con su ideología. En 1803, Jefferson envió a James Monroe a comprar el Territorio de Luisiana a Napoleón. La misión de Monroe tuvo éxito con la Compra de Luisiana (Louisiana Purchase), adquiriendo 828,000 millas cuadradas por solo 15 millones de dólares. Jefferson se dio cuenta de que esta acción sería hipócrita, ya que la Constitución no contenía ninguna disposición para la adquisición de tierras. Jefferson intentó hacer una enmienda a la Constitución que permitiera la compra; sin embargo, Napoleón amenazó con retirarse del trato si no se hacía con rapidez. Jefferson cerró el trato inmediatamente sin autoridad constitucional clara para hacerlo. Jefferson había criticado durante mucho tiempo a los federalistas por su interpretación flexible de la Constitución, pero para lograr el mayor éxito de su presidencia, tuvo que apartarse de su estricta interpretación de la misma. Jefferson enviaría a los exploradores Meriweather Lewis y William Clark a cartografiar y explorar el nuevo territorio en 1804.
Después de que concluyó su presidencia, Jefferson se retiró y volvió a enfocar sus objetivos en la educación. En 1819, a los 76 años, Jefferson fundó la Universidad de Virginia, una universidad libre de toda influencia religiosa. Jefferson también se alejó de los conflictos políticos del pasado, reconciliando su amistad con John Adams a través de cartas que comenzaron en 1812 y continuaron hasta que ambos fallecieron el mismo día, el 4 de julio de 1826.